A menudo, en el pasado, cuando se quería hacer subir el agua de un pozo, se utilizaba una gran rueda a la que estaban atados animales o incluso hombres. El que los observaba veía a unos llegar de cara, los otros irse de espaldas, y podía concluir que se desplazaban en dos direcciones opuestas. Pero si hubiera podido ver esta escena desde arriba, habría constatado que unos y otros iban en la misma dirección y participaban en solo y único trabajo. Del mismo modo, sólo  apararentemente el bien y el mal, se presentan como manifestaciones, corrientes contrarias que no cesan de enfrentarse … El día en que los humanos sean capaces de observar los acontecimientos desde lo alto, es decir desde el punto de vista espiritual, iniciático, comprenderán que el bien y el mal son dos fuerzas unidas por el mismo trabajo para hacer girar la rueda de la vida.      

Omraam Mikhaël Aïvanhov