

Según las tradiciones antiguas, la lectura del libro de la naturaleza viviente es la única que es indispensable. En efecto, descubrimos que, no sólo los símbolos afectan a lo más profundo y esencial del hombre, sino que además, al darle la sensación de una vida amplificada, son para él una fuente de revelación y alegría constante.
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“Para comprender el mundo de los símbolos, hay que comprender lo que es una semilla. Tenéis una semilla, es pequeña, pero la ponéis en la tierra y un día se convierte en un gran árbol formidable. Los sabios del pasado habían constatado que por todas partes, tanto en la naturaleza como en el alma, tienen lugar los mismos procesos de desarrollo y, por tanto, también ellos aprendieron a condensar todo un árbol en una semilla. Esta semilla, es un símbolo. El Iniciado la planta en su cabeza, la riega a menudo, y cuando el árbol aparece, trabaja y se regocija a la sombra de este árbol... Luego, recoge las semillas, y todo comienza de nuevo... La vida trabaja con símbolos y se manifiesta a través de ellos. Para penetrar la vida, hay que trabajar con los símbolos y, a la inversa, para descubrir los símbolos y comprender todo lo que contienen, hay que vivir la verdadera vida”.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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